Hay cosas que el polvo cubre injustamente, pero que suenan solos. Hay cantantes que toman banderas y gritan en cualquier auditorio, no por el aplauso, sino por la idea. Hay equipos como Alianza que desbordan y que rozan a las estrellas. Se llenan de seguidores, cada uno más famoso que el otro, y tienen una gran razón para identificarse con el gen mayoritario de sentir los colores azul y blanco más allá del fútbol y tan próximo a su carácter para concebir la vida. Y es que vienen del pueblo.
Vino a mi recuerdo aquel instante en que Rubén Blades se sacó la chaqueta y mostró que debajo cantaba con la camiseta de Alianza puesta. No lo hizo al inicio ni al final de su concierto; mostró la blanquiazul en un momento cumbre de su espectáculo cuando estaba a punto de interpretar su obra maestra ‘Pedro Navaja’. No le importó estar a unos metros del Estadio Monumental, en la explanada que ahora le pertenece a un banco local, simplemente comunicó con orgullo que es socio honorario del equipo del pueblo. Después dio paso a lo que él llamó “el himno de la calle”.
Es que puedes ser un equipo de fútbol exitoso –como muchos- y ponerle punto final a tu existencia. En muchos países de Latinoamérica donde el fútbol refleja las costumbres y tradiciones de sus sociedades, Alianza es la insignia del Perú por provenir del sentimiento popular. Las clases menos favorecidas lo determinaron así hace más de 100 años y después escogieron a su rival para que la fiesta sea completa, con alegría y conflictos. Esto no lo cambia ningún intento de distorsión a la historia.
La música nunca estuvo ajena al fútbol, menos en este país. El criollismo nacional acaparó su preferencia por Alianza y sus más importantes exponentes como Lucha Reyes y Arturo ‘Zambo’ Cavero se emocionaron hasta su muerte. También el otro sector de la ciudad vio en los cerros a Lorenzo Palacios ‘Chacalón’, pedir una bandera grone para que envuelva su última morada.
Los sonidos se trasladaron a las tribunas y se volvieron eco fuera de nuestras fronteras. Cantantes populares llegaron a Lima y se enfundaron la blanquiazul sin ninguna obligación ni consecuencia como Juan Luis Guerra o Gilberto Santa Rosa. Un trovador de la talla de Joaquín Sabina hizo lo propio en un show y categorizó en su declamación el nombre victoriano entre los principales ‘souvenirs’ que todo extranjero mete en la valija de sus recuerdos.
Este post atemporal tiene su origen en un track de 1977 que se topó conmigo después de muchos años por casualidad y que me recuerdan la infancia y a mi hermano que ya no está. No lleva la dedicatoria para Alianza, pero posee todo el espíritu y la razón de ser del equipo que uno quiere. En todo caso yo lo asocio así. Finalmente se reconoce el paladar de un grone como Blades y lo que significa tener calle, respetar lo popular y clave.
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